viernes, 7 de noviembre de 2008

PADRE NUESTRO

Padre Crespo,
que estás en el taller,
santificado sea tu banco,
venga a nosotros tus paranollas,
hágase tu voluntad,
tanto en Nogaro como en Lausitz,
danos hoy nuestras risas de cada día,
perdona nuestros derrapes,
así como también perdonamos a los que nos remachan,
no nos dejes caer en manos de falsos patrocinadores,
y libranos de la 7,

AMÉN

domingo, 5 de octubre de 2008

ES-TA-SÍ


Una de las cosas que más me gusta del cartel es que te den las
coordenadas x e y del sitio donde se celebra el concierto.





¡¡¡¡Esto se sigue moviendoooo!!!! ¡¡¡ Yo no sería nada sin vosotros, de verdad!!! ¡¡¡Gracias por todo!!!


Así se despedía Chimo Bayo de su público, incondicional y entregado por entero y como siempre a su gurú. Después de ver lo sucedido ayer, puedo afirmar que pervive, y no solo en nuestras mentes y corazones, sino en carne y hueso. Llevaba más de un mes esperando el acontecimiento, como tantos otros, y si bien cometió algún pequeño error, nuestro amigo no defraudó.

Nuestro cuartel general de quedada fue mi piso. Mientras Walter devoraba niveles en el buscaminas, yo le leía lo mejor de mi repertorio de libros.

- ¿Cómo preparar un plato de spaghettis con..? Simplemente, no se prepara - rezaba el libro de cocina.

- Mitos de la droga - rezaba otro libro:

1.-El tabaco contamina, pero más los coches y las fábricas, así que si podemos ser víctimas de la contaminación ambiental, ¿por qué preocuparnos?

2.-No pasa nada si sólo se consume cocaína los fines de semana.

3.-La heroína, si se fuma, se puede controlar.

4.-Si la heroína no está adulterada no es peligrosa.

5.-Es muy difícil contagiarse del VIH-SIDA

6.-Todos los consumidores de heroína son unos delincuentes.

La Guardia Civil llamó una hora más tarde, para desplazarnos hasta el Jesuso, donde habíamos quedado con Víctor para cenar. No escatimamos fuerzas para degustar un frugal convite: simulacros, chorizos, salchichas a la plancha, sobrasadas con queso, plato combinado de embutido, queso fresco con tomate... no faltó de nada, incluyendo una buena ración de quintos. No cabe duda, que se trataba de una cita de las importantes, no solo porque no se ve a Bayo a todos los días (que posiblemente no lo veamos nunca más, no lo quiera Dios), sino porque el "trío muerte" llevaba muchísimo tiempo sin reunirse. La ocasión lo merecía. Al margen de eso, Víctor de Moratalla también llevaba mucho tiempo fuera de nuestra onda. Otro punto más para el optimismo.

Durante la cena, conté los comentarios que se habían escuchado en la tienda de discos "Tráfico", con motivo de la compra de entradas:

- ¡Dáme tres pa "el Chimo Bayo"! - dije sin vacilar al dependiente del local mientras cruzaba como un rayo el umbral de la puerta.

El Sr. Floro apenas se inmutó. Posiblemente había muerto mientras calaba un "piti" o mientras despachaba un par de entradas a unos ecuato-heavies.

- ¿¿Quéeeee??? - dijo otra voz por detrás -¿Chimo Bayo? Pos, ¿ése no había muerto ya?

El Sr. Floro pareció reaccionar al fin, disipando esa mirada pétrea y cabizbaja del mostrador.

- Sssiii - murmuró - al parecer se ha puesto de moda en los "revival" ahora. Y ahí lo tienes, ¡dando por culo otra vez!
Mientras tanto, yo lo maldecía para mis adentros.
- ¡Ese tío parece no tener fin! ¡Pues no hace años de aquello!
- Así es - dijo Floro mientras cortaba las entradas.
- ¿Y dónde toca, por cierto? - preguntó el otro, que para mí que se le estaba haciendo la boca agua por ir.
- En la sala 7 nights
- ¿Y dónde está eso?
- En la Carretera de Fortuna.

Tras una interminable espera, recibí mis tres entradas, cuyo precio se elevaba hasta los 12,50 euros, 50 céntimos más de lo esperado por los gastos de distribución. Luego bromeábamos diciendo que la entrada valía 1, 5o euros y que el precio se elevaba a 12,50 porque los gastos de distribución eran de 11 euros. ¡Ja,ja! ¡Estaría mu bien!

Walter leía la inscripción que decía algo sobre las tres cés:

- Pos Crespo empieza por cé. ¡Y Chimo también! - comenté
- ¡Y Chom!
- Estamos elegidos - nos dijimos al mismo tiempo.

La cena nos salió más barata de lo normal, ya que el camarero no lleva la cuenta de lo que se pide. Mejor. Venganza por todos los claves de los que hemos sido víctimas.

Cuando nos pusimos de camino hacia el local, Walter conectó la radio y conocimos el vapuleo que le estaba dando el barça al atleti (3-0 en 15 minutos de partido). Walter se salíó por la salida de antes de la de Fortuna. Recibió múltiples críticas y reproches por ello, pero acabó saliendo airoso en su hábitat natural, la carretera.

Al llegar, había ya ambiente en el aparcamiento de las naves, repleto de "pintas" que auguraban un concierto "de alto riesgo". No entramos en el recinto, no porque no hubiera un alma, sino porque todavía no habían traído las entradas para venderlas, y Víctor no pudo comprar la suya. Dimos media vuelta, y entonces un coche se detuvo un coche enfrente de nosotros. De él, descendió un tipo de melena rizada y de enjuta silueta.

- ¡Hombre, Manolo! ¡Eres el qué faltaba! - le gritaron los porteros
- Venid - les apremió Manolo- ¡ayudadme con esto! - les pidió dejando al descubierto un maletero lleno de cajas- mirad, tenéis que repartir una pegatina por entrada a los que entren, y asegúrate de que los camareros las lleven puestas - les instó un tanto alterado.

- Ese tipo lleva ahí una motosierra - me comentó al oído Charlter.
- No me extraña. El año pasado abrieron el festival con una de esas. No puede faltar.

Para hacer tiempo, nos fuimos a tomarnos unas cañas por ahí. Acabamos en el "Ventorrillo", pero no en el de Kavila, sino en el bastardo. Junto a él, se encontraba la fábrica de Grefusa, donde se engendran los míticos Grefusitos. Por eso quizá, a Walter se le nublara la vista y se pasara la entrada del restaurante y luego tuviera que dar la vuelta.

La conversación aquí, giró en torno a cuantos defensas más debía de poner Clemente para que llegaran los buenos resultados. Uno decían que ocho, un mediocampista y un mediapunta. Sin duda, esta era la opción más ofensiva y ambiciosa.

- ¡Con eso sobra! - recuerdo que comentó Chom

Luego comentamos cosas sobre Vidakovic, y que supuestamente había escogido ser el segundo de Clemente porque no le hacía falta entender nada, este le hacía el gesto de tirar palante y el ya comprendía. Pero que realmente, el de español no entendía una mierda, y que si hubiera sido otro entrenador español el que lo hubiera cogido como segundo, hubiera sido de relleno, porque el, donde estuviera el buen cirílico, el español sobraba.

El Barça, mientras tanto, mareaba al Atleti a su antojo, y de no ser por Víctor, que no veía jugar a su equipo tan bien desde hacía diez años, no lo hubieran puesto, ya que como el partido había perdido interés, habían puesto una mini serie de género fantástico.

Tras tomarnos un par de cañas por barba (exceptuando Walter), volvimos a la sala 7 nights, cuyo parking presentaba un conmovedor ambiente: zagales y zagalas con gorros de ducha bailando y cantando canciones con letras de este estilo: ¡Pónme petacetas en el coño...!

Una carcajada brotó en el interior de "Manuel" aplaudiendo semejante escena. Momentos antes, viendo que era imposible localizar aparcamiento, pensamos incluso en bloquear la salida del parking, plantando a "Manuel" justamente allí.

Esta vez si que pudimos entrar. El recinto constaba de dos salas, y la del fondo era la destinada al concierto. Un cuadrado perfecto de grandes dimensiones, dotando de una tarima central, y dos largas barras en el lateral y al fondo. Había un camarero (normalmente camarera) cada dos metros. Overbooking. Lo más sorprendente era que nadie había empezado a tocar, y que el área se encontraba prácticamente vacía, aunque la música era bastante cañera. Víctor se puso a hablar con una y nosotros nos arrejuntamos en la barra a bebernos un cubata. Me llamó la atención un tipo bastante rarito con capucha negra que no paraba de dar vueltas a la sala de manera cíclica y siguiendo siempre la misma trayectoria. Cuando pasaba, nos dedicaba una mirada fría como el hielo y cortante como un cuchillo.

- ¡Tú!, ¿has visto a ése? - dije llamando la atención de Chom - ¡no para de dar vueltas!
- Es la muerte - repuso Chom en tono indiferente, como si lo viera lo más normal del mundo.

Walter se fue un rato con Víctor, y yo me quedé un rato con Domingo, contándole cosas del viaje a "Compos" y de la pasada a conducir que nos habíamos pegado mi tío y yo con el Megane. El se habíado ido con Fulgencio meses atrás y también lo había pasado muy bien.

- Pues si te quieres apuntar en Diciembre a una fiesta en la Academia de Pontevedra, avísame y se lo digo a mi primo.

- Vale, pero aún es pronto. Estoy con el proyecto, y no sé como lo llevaré en diciembre. Ya te digo, estar en Galicia unos días es lo suyo. Yo he estado tres días, dos de los cuales han sido de viaje, y aún así, ha estado cojonudo. Apenas llovió por la noche, pero era lluvia de esta fina.

- Y luego conduciendo una maravilla. ¿Tú sabes que es llevar siempre un gasolina, y coger un Megane Diesel por la autovía?

- La verdad que el Megane es una buena bestia, sí. Yo lo llevé de patrulla, y ese se pone a 200 pero fácil.

- Fíjate que mi coche tiene 80 CV y el Megane 130 CV. Yo iba a 130-140 y el coche pedía y pedía.

- ¡Ah! ¡No te lo he dicho! ¡Me he comprado un coche!
- ¡No jodas! ¿Cuál?
- Un Toyota Avensis de segunda mano.
- Y ése, ¿cuántos caballos tiene?
- 150.
- ¿Es diesel?
- Sí.
- ¡Dios! ¿pero ese qué? ¿se pone a volar?
- Es un monstruo. Tiene sexta.
- Ya, supongo. El Megane también.
- ¡Ah! ¿Qué te has comprado tú también un coche? - dijo Walter interrumpiendo la conversación.
- Pues sí. Un Avensis.
- ¡Chacho! ¡Aquí mucho coche, pero aquí nadie saca el suyo! ¡A ver cuando lo sacáis, qué siempre conduzco yo! - se quejó amargamente.

A todo esto, había comenzado ya el concierto, con un grupo, "The Ginger Lynss" que no transmitía buenas vibraciones:

- ¡Vaya pastel!- dije
- Podía empezar Chimo Bayo a todo trapo y ya está. Los otros pa qué - comentó Chom.

En esto, que aparece Víctor por allí excitadillo de más y con rostro agitado.

- ¡Chacho! He visto a los del Kante Pinréliko y a Chimo Bayo en la puerta.
-¡No jodas! - clamé de envidia - voy al aseo un momento.
- ¡Tira a ver si siguen en la puerta! - gritó Domingo cuando yo ya había echado a andar.

Por desgracia, en la puerta no había nadie. Miré en derredor de la otra sala, haber si me encontraba con la cara que estaba buscando. Negativo.

Tan frustrado me sentí, que me metí en el aseo de las mujeres. Allí estaban tres ejemplares de esta especie peleándose porque no sabían hasta cuando se iban a quedar:

- ¡Hacho! ¡Qué yo no me quedo a ver al Chimo Bayo ése! - dijo una que parecía tener un buen pronto - si ni siquiera sé quién es.

Con aquellas afirmaciones, me lo dijo todo, así que cabreado por la calumnia que acababa de recibir el bueno de Chimo me retiré de allí.
Cuando me metí en el de los señores, me encontré tres tíos con gafas de sol y vestidos con gabardina larga al estilo Matrix, echándose fotos a ellos míos. Ante semejante panorama, cumplí con la tarea que me había propuesto hacer, y salí por piernas antes de que alguien me pudiera echar el "pestillo".
- A mi vuelta vi que había un cámara enfocando hacia donde yo me encontraba, y para colmo, era japonés. Me puse a bailar y hacer el tonto, para que el hombre tuviera algo que contar a su vuelta a tierras niponas. Una moza de buen tallaje bailaba en mi radio de acción e intentaba robarme protagonismo con sus actuaciones. Era alta, guapa y madura, pero no me gustaba que llevara dos kilos de pintalabios encima. Aún así, no desperdicié la ocasión para tenderle mi mano:

- ¿Hasta cuándo te vas a quedar esta noche?
- Pues no lo sé. La verdad que no tengo previsto el momento cuando me voy a ir.
- ¿Es qué no vas a ver a Chimo Bayo?
- ¿Quién es Chimo Bayo?
- Pues Chimo es el último que toca y el cabeza de cartel. Te lo recomiendo.
- ¡Ah, vale! Lo tendré en cuenta.
- ¡Mira! ¡La cámara nos está enfocando! ¡Haz algo!
- Es verdad.

Tras hacer unas cuantos movimientos próximos al ridículo y la desvergüenza, le comenté:

- Siento que tengas que pasar por esto, pero da la casualidad que cuando hay una cámara de fotos o de vídeo de por medio, siempre acaba enfocándome de lleno. Lo digo en serio.

- ¡Ja,ja! Debes de ser muy fotogénico.

No se que más sandeces nos diríamos pero el caso es que mis recuerdos me llevan ahora a la barra, exigiendo otra ronda y con la camarera rubia de por medio. En aquellos instantes, me encontraba con buenas sensaciones y no habiendo bebido mucho, un poco ebrio.

- Un brugal naranja y un white label cola, por favor le dije.

A continuación, cuando volví con las botellas la asedié a preguntas, calentándole la cabeza:

¿Desde cuándo trabajas aquí?
¿No te aburres?
¿A qué más te dedicas?

Etcétera.

Fruto de mi empeño y pedantería, conseguí que me sonriera y que me echara los cubatas más largos, ¿a qué sí Chom?

-¿Te echo más? - preguntó
- Sí, claro.

Entonces, vino la peor parte de la noche, la del aburrimiento y la desidia, tan solo interrumpida por la aparición de una fotógrafa de traje rojo y bonitas piernas, a la que a punto estuve de darle un toque. Destacable también la actuación de Barbara Vamp, una supuesta actriz porno que se quitó absolutamente todo, excepto la piel a tiras.

La banda "Les Olé" realmente fue una mierda y los del Cante Pinréliko no me llenaron mucho, tanto que me lo pasaba mejor en los descansos entre grupo y grupo, que durante el concierto mismo. Algunas frases en mitad de la actuación y sin venir a cuento, me sacaban por momentos de mi amodorramiento:

- ¡Es hora de sacar cuchillos y navajas!

Un ritmo descomunal haciendo referencia al célebre Paco Pil como:

- ¡Paco Pil, Paco Pil, Paco Paco Paco Pil, Paco Pil, Paco Pil, Paco Paco Pil!

y que decir de esta afirmación:

- ... para escuchar grupos similares a Camela, hay que ir al sur de Madrid.

A final de su actuación, el grupo "Les Olé" congregó al escenario a un montón de peña a armar "ruido", como diría mi amado padre. El espectáculo era enteramente carnavalesco. No en vano, el bajista iba en gallumbos y pintado durante toda la "performance".

La hora del gran Bayo no llegó hasta las cuatro y media o cinco. Mientras le montaban la mesa y la pantalla para las proyecciones, el decorado cambió por completo: la gente se encontraba más animada, empezaban a aparecer tipos extraños con linternas colgadas a ambos lados de las orejas, y la música acompañaba, pues recordaba a principios de los noventa, por ejemplo con el "na,na,ke", tema que aparece en "Sonic Mix".

La tensión se palpaba, muchos/as jóvenes iban a ver por fin cumplido su sueño de ver a otrora un gran mito, perdido en otra época, y que ha pervivido hasta nuestros días gracias a su tesón y a su actitud, actitud que le llevó a tocar el cielo musical, y con la que ahora pre
tende reverdecer viejos laureles. Otros, avanzados en edad, si pudieron vivir aquella gran época de la "Ruta del Bakalao", cuyos comienzos según los entendidos datan de 1988 con las aperturas diurnas de la discoteca "Spook" en Valencia y cuyo final se fija sobre el año 1996, con las famosas redadas y persecuciones policiales que exterminaron aquel fenómeno. Las drogas, los accidentes y la policía, acabaron por enterrar aquella maravillosa época, que por otro lado, tantas cabezas destruyó. Hoy en día, muchos supervivientes campan a nuestro lado, y a cualquier hora en nuestra vida cotidiana, aunque no nos demos cuenta. Lo que pasa, es que al igual que en Alemania no se quiere hablar del Genocidio nazi, aquí no se quiere hablar de "la Ruta".

Lamentaciones aparte, la excitación iba "in crescendo" a medida que se aproximaba el momento. Parecía una bomba a punto de reventar, y el ritmo cardíaco subía su régimen, a la par que los decibelios en la sala. Tanto es así, que Chom, notándome exaltado, me dijo:

- Al fin lo vas a ver, ¿eh? ¡Llegó el momento!

Cuando se interrumpió la música en la sala, se apagaron las luces y empezó la intro, un rugido de aprobación emergió de entre la masa.

Inolvidables las primeras imágenes del video:

"A finales del siglo XX nos llegó una transmisión". Entonces aparece un punto parpadeando en un localizador como el que llevan los barcos, los submarinos, incluso los F-17. Otro nuevo mensaje se escribe en pantalla: " En el cuadrante cuarto, de la cuarta galaxia, un extraño planeta se extinguía"

Un video en el que aparecía un cohete despegado entre un gran desprendimiento de gases y tras un mesaje que rezaba: "estas son las últimas imágenes que recibimos". sale una cámara buscando supervivientes en un planeta desértico asolado por la destrucción, encontrándose con la gorra roja de CCCP. Tras eso aparece en pantalla: "¿Hasta dónde ha llegado Chimo Bayo?" Y a continuación una secuencia desenfrenada de imágenes y flashes del showman en repetidas actuaciones, videoclips, entrevistas de su época dorada. Brutal. Contemplar aquellos gigantescos escenarios plagados de luces y focos, con muchas bailarinas haciendo bailar a miles y miles de enfervorizados espectadores, hizo que se me erizara el vello. Espectáculos de luces, lanzamiento de cohetes, aquellas imágenes parecían ser reales y me atrevería a decir, que correspondían a su exitosa y multitudinaria gira que llevó a cabo por tierras orientales. No en vano, fue dos años número uno en Israel y Japón, y se escuchó muchísimo por toda Sudamérica.


Enseguida se pudo distinguir la silueta del productor, showman y dj en los escalones contiguos al escenario y con las manos en la cintura. Como es habitual en él, se hallaba enfundado en su mono fosforito, con su gorra que pone "Bayo" y con las linternas enfocando a la pared de la sala. Un estruendo de entusiasmo llenó la estancia, pudiendo contemplar, que existe, que estaba allí, que no es una leyenda, que estaba en carne y hueso, y no solo a través del sonido, como tantas otras veces.

¡Uh, ha! ¡Uh, ha! ¡eh, eh, eh! Sus archiconocidos sonidos onomatopéyicos irrumpían sin descanso al comienzo de su sesión. Primeramente, se plantó a animar delante del público para animarlo, mientras numerosas flashes se desplegaban en torno suyo. El primer gran tema que bailó fue "Química", cuya letra no es de las más conocidas, pero que entraña un profundo mensaje:

" No,no,no,no,no...no,no, ¡ya está bien! ¡ya está bien! ¡que,qué,qué! ¡química, química, química, química, química! ¡química! ¡química,química,química! ¡no,no,no,no,nooooo! ¡yeeeeehhhhh! ¡química, química, química, química, química! ¡uhmm! ¡uhmm!
¡uhmm! ¡uhmm!¡ahhhh!... ¡no sé si debo ir, tengo que trabajar! ¡debo salir de esta tumba mortal, no puedo mover, imposible salir! ¡debo salir de esta trampa mortal, que es vivir sin dormiiiirrr!... ¡nunca te pares, sígueme! ¡nunca te pares, muévete! ¡nunca te pares, súbelo! ¡nunca te pares, baílalo! ¡he,he,he! ¡que, que,que, qué! "

En resumen, tener bien claro que tu obligación es trabajar, pero también desfasar. Con lo cual se sacrifica el sueño. ¡Vive a tope!

Durante este tema, que muchos coreaban a la perfección un tipo se me acercó diciendo:
- ¡Es él, es él!

- No puede ser, ¿eh? ¡no puede ser! - le contesté, al ver que teníamos sentimientos compartidos hacia su persona - creí que nunca le iba a poder ver, pues en aquella época era yo muy pequeño.
- Y yo también. Y aquí lo tienes, tío. No es otro, ¡es el puto Chimo!

- ¡Ya ves! ¡Ahora a disfrutar!
- ¡Toma! ¿quieres? - me preguntó, ofreciéndome un cubata
- ¿De qué es?
- Whiskey.
- Venga, trae - ya que estábamos de buen rollo los nostálgicos de Chimo no era plan de estropearlo.

A esto que se me acerca Walter y me dice al oído:

- ¡Vaya año, eh Crespo! ¡Los Chemical y Chimo Bayo en el mismo año!
- Ya,ya.
-¡Sólo te falta Paco Pil!

Voy y me acerco a mi "amigo" y le digo:
- Este año está siendo grandísimo. He visto a los "Chemical Brothers" y a Chimo Bayo
- Yo he visto a Prodigy, a los Chemical, a Chimo... ¡los he visto todos!
- También yo vi a los Prodigy.

Por unos instantes, Bayo abandonó su faceta como showman para convertirse en dj. La primera canción era conocida: "Bootleg in the gun" (lo siento Nitro, pero te fastidias, por no haber venido).

- ¡Tío! ¡pero ésta no es suya! ¡qué hace! - le grité a mi amigo al oído.
- Yaaahh. No. Esta es de los "chemical" - repuso.

Tampoco el llevaba razón, lo importante era disfrutar del "trallazo" de C&G.

De repente, mientras hacía la transición, un chirrido bramó por los altavoces:

- ¡Se te ha ido, macho! - le dije al colega
- ¡Chacho, Chimooo! ¡Más fino, tíoooo! - gritó mi "amigo"

Estaba claro que hasta incluso el bueno de Bayo, podía cometer algún fallo. Pasaron 30 minutos y la base y el ritmo seguían siendo idénticos a media antes. La gente se movía por inercia, y yo pensé, como muchos otros, que se estaba rayando, y que tenía que cambiar ya. Pronto salieron sus grandes éxitos a la palestra, y además ordenados cronológicamente: "Así me gusta a mí" , "Bombas" y "La tía Enriqueta". Durante éstos, muchas disfrazadas y con un vinilo adosado a la cabeza la liaron gorda en la tarima, volcando todo tipo de botellas y vasos, que habían dejado en ella. Junto a mí, había un tipo que no quiso perderse la oportunidad de meterse una rayica con su canutico entre pecho y espalda, para saborear el mágico momento. Walter fue advertido convenientemente. El fue el único de nosotros que se subió a bailar, y además lo hizo solo. La gente lo supo agradecer.

Un tipo calvo y con gafas de pasta, de actitud bastante pintoresca, se me acercó por detrás y me dijo al oído mientras bailábamos:

- ¡Qué pasa, qué pasa!

- ¡Qué pasa! ¡qué pasa! ¿Cuánta gente hay aquí? ¿Hay doscientos? ¿Vamos a ver si es verdad? ¡Vamos a hacer una reacción en cadena! ¡Esto es reacción en cadena! - bramó el clubber, que no paró de salpicar toda su sesión con expresiones onomatopéyicas.

En la pantalla donde se efectuaba la proyección, aparecían imágenes de Darth Vader y de cazas imperiales patrullando por el espacio. Chimo Bayo se comunicaba con su micrófono dentro de uno de sus destructores imperiales, en uno de sus pasillos.

En numerosas ocasiones, la chica de rojo y de gafas que estaba delante mío se giraba cuando sin querer le pisaba mientras bailaba. Como con Chimo hay buen rollo, se limita a sonreírte. Si fuera escuchando a "Muchachito bombo infierno", hubieran llovido los palos".

- ¡Veis este recopilatorio, gritó mientras alzaba un vinilo! ¡Próximo estreno en sala Apolo, Barcelona! - gritaba el otro.


- ¡Apagando las luces! ¡todas! ¡todassss! - decía mientras acompañaba con un gesto de brazos bastante llamativo.

- ¡Start! ¡Stop! ¡Start! ¡Start! - paraba y volvía a poner la música, mientras aparecía en pantalla un panel con botones, como si fuera un videojuego.

La gente y viejos nostálgicos se echaban fotos entre ellos. Yo no estuve tan pendiente como otras noches, porque quería disfrutar el momento tan esperado mientras durara.

Como colofón a su set, mezcló la canción de Underworld "Born Slippy" mientras gritaba: ¡¡¡¡¡Underworld!!!! Falto poco para que la gente se abrazara cuando sonó este tema, tan querido y tan conocido por todos, y que de hecho es contemporáneo a lo que fue su auge (1991).

Su despedida me decepcionó un poco, ya que no dijo nada de ¡hasta luego, Valencia! o algo por el estilo. Pese a todo, hizo referencia a los buenos valores que hay que tener cuando se sale de fiesta:

- ¡Lo importante es saber divertirse, ser buena gente, ser fiel, ser buena persona, querer a los amigos, a la familia, a tu novia! Nos vemos, ¡hasta siempre!

- Chacho, el Chimo éste. Se pone sentimental y todo. Es un verdadero fenómeno de masas- pensé para mis adentros.

En resumidas cuentas, me gustó mucho su espectáculo, tiene mucha actitud y gracia, pero está claro que pertenece a otra época y a otros años. Desde luego, como comentaría Chom durante el viaje de vuelta, verlo en sus años gloriosos delante de tanta gente, en tan multitudinarios eventos, tuvo que ser la bomba. Pese a todo, me considero afortunado de haberle visto y de que me haya hecho bailar sin parar en un ambiente de buen rollo con tus amigos, y con gente que ni siquiera conoces, sin que eso importe. Eso es lo que cuenta. Merece la pena verle de nuevo, aunque solo sea para descifrar esa ingente de locuras que dice a través del micro, y que muchas veces no se le entiende.

Me posé sobre la barra para descansar tras tanta emoción seguida.

Pasaba por allí una chica de pelo rizado, que la había visto un poco apagada sobre todo en la recta final del concierto. Quise encuestarla, para saber las impresiones del pueblo:

- ¡Qué! ¿Te lo has pasado bien?
- Mucho. Tenía ganas de ver a Chimo.
- Yo también, de veras.

Así supe que ni yo ni Chimo estamos solos en el mundo, y que aún queda buena gente sobre la faz de la Tierra.

Luego apareció Bárbara Vamp para terminar de agitar al personal masculino, y de mandarlos calientes a sus camas con un striptease en la tarima aún más atrevido que el anterior. Se abrió de patas, nos puso el culo en pompa mientras se inclinaba sobre la barandilla y listos.

Durante el viaje de vuelta, tras comentar que Bayo no sería nada sin sus videos y sin su puesta en escena, se abrió un absurdo debate sobre quién era mejor, si Chimo Bayo o Paco Pil. Walter dijo que Chimo, pero porque Paco Pil era calvo y tenía menos actitud.


Yo opino que lo relacionado con aquella época se debe de guardar con cariño en el recuerdo y en el corazón, pues muchos jóvenes a los que sus padres no les dejaban salir de noche, encontraron una forma de hacerlo durante el día, gracias a este gran movimiento, que tuvo en Chimo Bayo a su máximo exponente.

Bayo, con uno que podría ser
perfectamente uno de nosotros
















Como el buen Chimo nos ha mostrado esta noche, ¡a tope y hasta que el cuerpo aguante! ¡Todavía quedan años de juventud!

jueves, 11 de septiembre de 2008

BIOGRAFÍAS DECRÉPITAS: MANOLO "EL DEL BOMBO"

Cuarenta años de incansable seguimiento y amor por la selección. Récord español de asistencia a los mundiales (siete en total) y de partidos internacionales (más de quinientos). Así se podría empezar a perfilar a Manuel Cáceres Artesero, un mocetón de casi sesenta años edad que derrocha ilusión y alegría cada día de su vida. Contrariamente a lo que la gente piensa, no sólo ha animado fervorosamente a los miembros de "la roja", sino que ya de muy pequeño se consagró como hincha "radical" y "violento". Empezó con el Huesca, sorprendentemente ahora en Segunda División, prosiguió con el Real Zaragoza, en cuyo estadio, "La Romareda" recibió una de las mayores ovaciones que se le recuerdan, al dar la vuelta al "ruedo"en camilla y con el bombo a cuestas. Se pasó al baloncesto, antes de aplaudir los éxitos internacionales del Madrid y el Barça, hasta que descubrió su equipo de toda la vida: España. Aún digo más: ¡¡¡¡Españaaaaaaa!! y no como otros le llaman: que si país, que si Estado. Que no es ni país, ni Estado, ni nación, ni mierdas... ¡es España, pijo! ¡qué parece que da vergüenza decirlo!

Pues sí, la afición y la pasión que Manolo tiene por el fútbol llega hasta tal extremo, que se ha llegado a hipotecar por el fútbol, gastándose todo lo que gana en su bar en desplazamientos y en entradas a los partidos. Porque la Federación Española de Fútbol, presidida, que digo, "regentada" en plan dictatorial por el bueno de Villar, no le ha costeado ni un duro al pobre. No creo que tenga agallas suficientes para presentarse en "Tu museo deportivo" (que así se llama el bar de Manolo y que se encuentra junto al estadio del Valencia) y pedirse un "chato" de vino y una tapa de embutido. El saludo por el príncipe en EEUU, por el rey en Zaragoza, por el presidente del Gobierno (entonces Jose María Aznar) en Santander y por mí en Murcia, ha sido el único reconocimiento que ha tenido, para un hombre que lamenta que las aficiones visitantes no se desplacen a animar tanto como antes y no den tanto colorido a las gradas con sus banderas y bufandas.

¡Ah! Se me olvidan los detalles importantes: se rompió el menisco jugando con los gitanos en Huesca, le robaron uno de sus bombos cuando lo facturó desde Costa Rica con destino Valencia, y en el mundial de España recorrió 15800 kilómetros haciendo autoestop. Eso sí, todos los vehículos que lo subían a bordo eran trailers, autobuses de dos pisos, cergüis, hormigoneras, camiones rígidos y similares. Estaba claro que antes podías llegar a donde quisieras haciendo autostop, incluyendo a las Casas de Don Gonzalo.

Como obsequio, aquí tienen la siguiente secuencia de imágenes:






Manolo, haciendo lo que mejor sabe hacer












Intentando robar la Eurocopa, conseguida en junio de este año











Manolo, cuando la selección va perdiendo por cinco, parece empezar a no verlo tan claro












Dos mascotas siempre son mejores que una














Manolo también es humano y como tal, también necesita ir al water. En este caso, parece que se trata de una "zurrieta" aguda



















Como bien he dicho antes, es "humano". Y ante todo, "hombre". Por ello, también experimenta deseo carnal por las hembras de su especie










Manolo, "bombeando" con el menisco "hecho trizas"
















Manolo, un gamberro de la época. Ahí lo tienen, encima de un coche y "dando por culo" a las seis de la mañana en Zaragoza






























Walter al margen de sus muchos trofeos conseguidos en conciertos y por concursos de la radio, aqui tiene también su foto con el gran Manolo. Y el gran Manolo también tiene su foto con el gran Walter.






















Yo también consigo mi foto con Manolo (con una de mis poses habituales) y además salgo con gente que no conozco, lo cual le otorga un valor doble.




martes, 9 de septiembre de 2008

DEPORTE SÍ, VIOLENCIA NO

- ¿Qué? ¡Qué falta! ¡Árbitro hijo de puta!
- ¡No lo entiendo! Mira, que nos piten en contra contra Inglaterra o contra Francia, lo entiendo. Pero, ¡contra esta pandilla de piojosos!
- ¡Mercenarios! ¡Qué sois unos mercenarios!
- ¡Piojosos!
- ¡Yo no sé los guardias que coño hacen ahí paraos! ¡Darle a los piojosos esos! ¡Callaos ya!

- ¡La policía tenía que ser Serbia! ¡Ya verías tú como os callabáis!
- ¡Os tenían que haber matao a tos los serbios! ¡Gitanos, piojosos!
- ¡Cabróoonnn! ¡Es que además de hijo de puta, el árbitro es tonto! ¡es tontico el pobre! ¡es qué no da más de sí, no da más.
- ¡Qué quiten al Villa ya! ¡es que no da una, esta noche! ¡es que no da una!
Y a los 40 segundos gol de Villa.

- ¡Qué golazo! ¡Qué golazo ha metío el Villa!

El fragmento anterior recoge las intervenciones más destacadas del vándalo que teníamos en la fila de atrás en la grada. La verdad que estábamos muy bien acompañados, con un Guardia Civil de incógnito situado a nuestra izquierda, que no solo no intervenía ante la avalancha de improperios, sino que los secundaba. Su novia, al parecer, España le importaba poco más que una mierda y centraba su atención en acariciar a su novio, al que no dejaba ver el fútbol, ni manifestarse violentamente en contra del árbitro o de la afición bosnia.

A mi juicio, la masiva presencia de caravaqueños en las gradas, estaba enfocada a que era posible que muchos de l
os exiliados de Caravaca que llegaron en plena Guerra de los Balcanes, ahora eran integrantes de la selección Bosnia. Porque al buen caravaquica, el Murcia le importa poco, la selección española regular, Silverio Banegas mucho y ya del Caravaca 2010 qué decir, ¡qué es la polla, manq'ue no ascienda!

Por último, éste último párrafo va dedicado a ti, Manolo. Fiel e incansable seguidor de la roja, cumplimos con uno de nuestros grandes objetivos, fotografiarnos contigo. Como recompensa por tu fidelidad, te dedicaré un post para tí solo, honor que solo pienso en otorgar a Chimo Bayo, al cura Don Pedro, al "Chava" Jiménez, y a lo mejor, y con un poco de suerte, mi autobiografía. Porque "el bombo de España" entiende el deporte como hay que entenderlo, sin violencia y con mucho jolgorio.

Por cierto, confirmo Manolo es de Valencia y tiene su bar junto al Estadio de Mestalla. Aunque veo complicado que la oreja de su bar esté tan buena como la de "El Chita" ¿eh?


Galería de imágenes del evento:





Alto despliegue de las medidas de seguridad para
evitar que algún "no caravaqueño" agrediese a Silverio
Banegas o por si acaso Raúl viniera en el autobús
como polizonte.









Lo más destacable del museo. Una reliquia hecha piel.








¡Atajo "piojosos"!









Esta claro que el fútbol es algo más que un deporte










La estrella del periodismo caravaqueño y jugador
numero doce del Caravaca 2010 dando leña.

¿Para cuando aparecerás en la 7 en juego, Silverio?

jueves, 21 de agosto de 2008

RESUMEN CREAMFIELDS' 08

Cenador, campastillas, goma de butano, alcachofa Gordo, farola, cuadro eléctrico, calentadores, medio pollo, tickets falsos, merchandising, cutty shark, hermanos químicos, agua desalada, chusta, Seven, manzanas, tiroteo, focus, corsilla, empanada, alcohol, niñas borrachas, feromonas, sugus, botellas, vasos, sociooooo!!!!!

Bueno, las siguientes imágenes muestran "lo de puta madre" que nos lo pasamos este año en el Creamfields y para daros algo (por no decir mucha envidia) a los que no habéis venido por diversos motivos:














jueves, 3 de abril de 2008

UNA DE BOLOS EN JUMILLA

Últimamente parece que estamos abonados a exhibiciones multitudinarias y a baños de masas. Algunos piensan que a Antonio le gusta mucho la publicidad y la fama. Otros, que todo esto está de más, y que perdemos tiempo para nuestro objetivo prioritario: competir en Francia en condiciones. Personalmente, pienso que Antonio concierta citas a base de decisiones unilaterales a fin de obligarnos a trabajar y a espabilar. Jumilla ha sido el último caso.

Reventados tras el agotador y vertiginoso sprint de la tarde-noche del día anterior, aparecimos (algunos) a las 8 por el taller, pues todavía quedaban algunos flecos por solucionar, como terminar de montar el coche y colocar las pegatinas. Antonio llegó más tarde con la caña preparada y en furgoneta. Es el enésimo vehículo en el que aparece montado por el taller. Hacía una mañana propicia como para rodar un clip con pili dentro de la carrocería, pero el manillar estaba muy justo y Pili no parecía muy dispuesta a pincharse con los picos de fibra de dentro. Pili, esta vez te has salvado, pero te recuerdo que en Mayo tendrás que hacerlo, tanto si quieres como si no. Si no, más de uno pondrá el disco de corte, y se suicidará con la radial. Metimos el coche dentro de la "furgo" y lo atrancamos con ayuda de una caja. Opté por subirme al novedoso vehículo, a ver que con que tema de conversación me deleitaba esta vez el bueno de Antonio. Javi Morales nos acompañó. Los inicios no fueron buenos y presagiaban un amargo viaje, ya de por sí largo y tedioso. Antonio intentó bajar su ventanilla. No pudo, pues era de romper y pagar. Morales, sin embargo, si pudo bajar la suya, aunque a medias. Eché un vistazo en derredor, observando la cantidad de "abollaos" que presentaba la pared del vagón. Coscándome ante la joya ante la que me encontraba, no pude menos que preguntarle a Antonio donde había adquirido semejante "perla".

- Me la ha prestado un mecánico de allí de la ITV - contestó el patrón.

- ¡Qué bien! - dije en un tono irónico que bien hubiera podido irritar a su afortunado dueño.

Comentar que se me había ocurrido la idea de sujetar al coche con ayuda del cinturón trasero, pero éste no funcionó, debido a problemas de mantenimiento del mismo. Nosotros, gracias al cielo y al buen hacer de la Dirección General de Tráfico con sus útiles consejos, nos colocamos los nuestros. Ocurrió, que saliendo a la autovía dirección Alicante-Albacete, la puerta trasera del furgón se abrió. Javi fue el primero en percatarse. Según dicen las lenguas "malhablaás", el había sentido como una corriente de aire le había tocado la espalda, lo que le llevó a girarse y dar la voz de alarma. Antonio lo mandó a cerrar el pestillo, pero éste no pudo, Impaciente, Carpena la cerró de un portazo, creyendo haber zanjado el problema. Nada más lejos de la realidad. La puerta se abría y cerraba haciendo de nuestra travesía por la autovía una auténtica pesadilla. Todo esto tiene una cosa buena, y es que cuantas más anécdotas padece una persona, más gilipolleces tiene para contar, y así uno tiene conversación para sus nietos. Antonio, ajeno a la problemática del asunto, devoraba kilómetros a gran rapidez, mientras contaba a pares los coches que rebasaba:

- Coño, ¡cómo corre este bicho! - gritaba triunfante y sorprendido mientras la aguja se posaba sobre los 130 km/h o incluso más.

- Mira que cerca tenemos a ese BMW - le comenté mientras señalaba a un BMW biplaza de bellas proporciones.

Al parecer, el conductor debió oir nuestra conversación, pues hundió su pie en el acelerador, aumentando así la distancia que nos separaba con respecto a él.

Tras dejar atrás el polígono de Lorquí, pasamos ante un gran enjambre de grúas de gran tonelaje y maquinaria pesada variada. Antonio se puso nostálgico y no pudo evitar revelar otro capítulo más sobre su pasado.

- Yo trabajé en uno de esos antes de la ITV - resopló

- ¿Cuándo empezaste a trabajar en la ITV?

- Hace muchísimo tiempo. Desde el 95.

- Puff!! Ya ha llovido desde todo aquello. lSupongo que empezarías a trabajar a finales de los 80.

- Yo empecé en el año 92, Crespo.

- Se debe de conocer a mucha gente en la ITV. Siempre hay trasiego de gente de aquí para allá y
siempre pasa algún conocido.

- No te creas, eh.

- Tú padre me decía que eras muy estudioso, e incluso que te encerrabas a estudiar mucho tiempo con tal de evitar horas en el taller. Tu padre te apretaba para que estudiaras si no querías perderte en la dureza del día a día del taller.

- No te lo diría de esa manera. Aunque eso sí, mi padre no ha conocido otra cosa. Es cierto que desde muy joven me metí a trabajar al taller, al igual que a mis hermanos, lo que pasa es que a ellos no les gustaba, mientras que a mí sí.

- ¿Tu hermano se casa en la Iglesia de las Maravillas?

- No lo sé. Solo sé que se casa en Cehegín. ¿Conoces todas las Iglesias de por allí?

- Pues no, es la que me suena. Lo que sí sé, es que ahora han puesto una gran Cruz en la redonda de la entrada. Ahora está de moda eso de poner el armatoste más grande que se pueda a la entrada de los pueblos.

- Sí, es verdad.

- De hecho, los cehegineros pusieron en el monte algo luminoso con tal de llamar la atención para todo aquel que pasase por la autovía.

- Ja,ja,ja. Es posible.

- La verdad es que hay que saber de todo.

- Sí, la verdad que sí.

- Por saber, hay que saber hasta como pedir en un bar.

- ¿Cómo?

- Sí, por ejemplo: no es lo mismo entrar en un bar de carretera y decir: "¿me pones una ensaladilla, por favor?", que decir, "¡oye!, ponte algo de cenar que tengas por aquí".

- ¡Son dos formas de decir lo mismo!- se quejó

- Sí, pero en ese caso, uno queda mejor.

- Pues a mi me parece...

- ¡A lo que voy, Antonio! ¡Qué hay que saber defenderse en todo!...

- Sí, tienes razón.

- ...Y si te sabes veinte refranes para contar en una entrevista con un cliente en un restaurante, pues mejor que mejor.

- Sí, si, si. Sabes, Crespo, que antes pensaba que cuando mi hijo cumpliera los dieciséis, lo mandaría de cabeza al taller. Ahora, sin embargo, pienso lo contrario. Que haga lo que quiera, ¡pero yo lo apunto a inglés antes que al taller! - gritó ahogando un suspiro, supongo que recordando viejos tiempos.

- ¡A las dos cosas! - le dije yo, que no privo de mi opinión a nadie.
¿Qué dice tu hijo? ¿Qué quiere ser de mayor? - pregunté cambiando de tercio

- Pues dice que quiere ser Ingeniero Químico.

- Creo recordar que quería ser médico. ¿no es cierto?

-¡Qué haga lo que quiera! ¡Muchos padres han obligado a sus hijos a ser una cosa, y
aunque muchas veces han acertado, muchas otras han fracasado!

La conversación era fluida, más la puerta trasera no pudo aguantar más y acabó cediendo. Temí que el coche se posara sobre la carretera antes de tiempo. Antonio, harto ya, se detuvo en unos contenedores. Buscamos material de entre tanta basura, para ver si podíamos corregir el mal vicio de la puerta. Un alambre y un trozo de madera fina, habían sido los escogidos. Enganché un extremo al pestillo por dentro, mientras Antonio acordonaba el otro al cinturón. El madero atrancaría el quicio de las puertas. La medida dio sus frutos y ya no tuvimos ningún contratiempo en los 25 kilómetros que quedaban hasta Jumilla. Los civiles se cruzaron justo después de reemprender la marcha.

- ¡Uy lo que ha faltado! - resoplamos con alivio todos.

Nos hallábamos en la última recta antes de Jumilla. Parecíamos estar ya allí, pero el final no llegaba. Para Javi no era nueva esta situación. La había sentido de primera mano antes de llegar a muchos de los pueblos del Camino de Santiago.

- ¡Toma! ¡Llama a Tortosa! - instó Antonio tendiéndome su número

- ¿Cómo me dirijo a él?

- Tortosa

- ...

- ¿Tortosa? Mira, somos los del coche... ¡qué nos queda poco ya, ya vemos la gasolinera ahí delante!

- Dile que salga a recibirnos - dijo Antonio

- ¡Qué salgas a recibirnos!- le copié pegando un bocinazo que hizo reír al futuro doctor.

- ¡Vale! - respondió como si tal cosa.

En las redondas habia señalizaciones para las bodegas, pero no para el Instituto. Antonio bromeó con ello, pidiendo explicaciones al Señor:

- ¡Nada más que alcohol! ¡Solo piensan en eso los jóvenes!

- Ja,ja. Tu piensa, Antonio, que miles de jóvenes desperdician su vida por ello.

Nos detuvimos ante el Instituto "Infanta Cristina". Antonió estaba por llamar de nuevo a Tortosa, pero al parecer, lo divisó a lo lejos:

- ¡Mira! Es ese que viene corriendo

- ¿Quién? ¿El del bastón? - pregunté pues solo veía a un noble anciano avanzando a duras penas apoyando su "gallao" contra el suelo.

Un hombre de gesto sonriente y jersey azul empezó a gesticular detrás de la valla para que abrieran la puerta.
Nos condujeron al otro lado de los edificios, a un patio enorme. Tuvimos que correr detrás de la furgoneta para no perdernos.

En el patio se respiraba un ambiente de estupefacción y fanatismo automovilísitico. Tres coches construidos para diferentes fines y fabricados con un estilo peculiar, se disponían en batería: un kart, un autentico descapotable de competición y otro modelo estéticamente muy bonito y dotado de techumbre. También allí, y como era de esperar, había un hueco para nosotros. Se abrieron las puertas del furgón, y Morales y yo bajamos el coche ante la atenta mirada de sudorosos y granudos adolescentes que murmuraban comentarios del tipo:

"¡Eh! ¿Habéis visto eso?"

"¿Qué mierda es esto?"

"Y éstos, ¿quiénes son?"

"Eso, ¿es un coche?"

Dispusimos el vehículo en su sitio, y colocamos la carrocería a un lado.

"Alejémonos rápido, antes de que empiecen a escupir y a hacer comentarios dementes y desproporcionados". "A ver si vienen los otros, que éstos nos pueden" - pensaba para mis adentros.

Cuando aparecieron "los otros", antes que mandarlos a la mierda por su actitud pasota y deplorable, hice algo más productivo, pues me quité de en medio, y empecé a curiosear los otros monoplazas. Me agradó significativamente el kart, de magnífico diseño y bastante armado técnicamente. A mi vuelta, me encontré a Javi contándole no se qué a un curiosón de turno y a Pilar, rodeada por delante y por detrás, por zagalones de dieciséis años que le hacían preguntas obvias como pretexto para babearle. Cansado de tanto niñato pesado, aproveché que uno de los profesores encargados indicaba a Antonio el camino del Salón de Actos, para pegar un grito para arrastrar a David y a Pilar, de tanto pedante y consumidor semanal de alcohol. Menos mal que las zagalicas se fijaban en nuestro uniforme y nos miraban. Alguna, menos tímida que las otras, intentaba captar nuestra atención con preguntas del tipo:

"¿Quiénes sois vosotros?"

"¿Por qué vais vestidos así?"

"¿Dónde es el acto?"

Poco acostumbrados a firmar autográfos y echarnos fotos con la gente, pasamos olímpicamente, aunque no se pudieron quejar, ya que les regalamos alguna que otra sonrisa.

El salón de actos era una sala nauseabunda y poco acondicionada para la altura del evento. Mesas de pala jalonaban casi toda la estancia y un proyector iluminaba una pantalla en uno de los extremos.

Un chico joven y con cara de niño, interrumpió mi concentración para interesarse por nuestro bólido. No recuerdo las preguntas exactas, pero podían ser perfectamente, si nuestro coche era para competir y qué como funcionaba. Pronto la estancia estuvo abarrotada.

- Antonio, yo esperaba otra cosa, este salón de actos es muy chico. Aquí no va a caber nadie - aprecié yo

- Yo también - me contestó - al parecer va a haber que realizar dos exposiciones.

- ¡Vaya! Podrían habernos puesto en un salón más grande.

Los dirigentes intentaban imponer un orden del que los adolescentes carecían por naturaleza, mientras los cámaras y fotógrafos se ponían las botas con sus cámaras.

Cuando lograron desalojar a los del bachillerato de ciencias sociales, el hombre que respondía al nombre de Tortosa (como ese que tiene la atracción llamada aerobaby que se parece al canguro y en la que todos nos hemos montado alguna vez de pequeños) hizo una pequeña introducción, presentando a todos los expositores e invitados. Como estábamos muy apelotonados enfrente del respetable y el ángulo de visión era nulo, me colé en un hueco junto a la pared, al lado de Antonio.

Primero le tocó el turno a un representante de los organizadores de "Le Mans", una competición con seis pruebas en los circuitos más emblemáticos de España, con objeto de fomentar el descubrimiento de nuevos pilotos y a su vez, animar a pilotos extranjeros a que se acerquen a nuestras instalaciones.

"Entre los circuitos, destacan el Jarama, Cheste, Jerez, Cartagena, Albacete y Ascari, un circuito precioso situado en la ciudad de Ronda" - dijo con estas mismas palabras el expositor- se está barajando también la posibilidad de hacer carreras nocturnas, algo que últimamente se está poniendo muy de moda" - continuó. Habló también de la cilindrada (190 CV) y no se qué más.

Su video de presentación lo pintaba todo muy bonito, jugando mucho con las luces y las sombras de atardeceres, semáforos, una música muy al estilo del videojuego Wipeout, y destacando sobre todo el ruido de un potente motor mientras el bólido rebasaba la línea de meta. Para terminar de enganchar al personal, que mejor manera que poner imágenes de mujereres de escultural cuerpo y fingida sonrisa. La combinación motor-mujeres siempre funciona. Mientras la sangre dejaba el cerebro para desembocar en otro sitio entre la gran mayoría de la congregación masculina de turno, el portavoz recalcaba una y otra vez, con voz potente para dar más credibilidad a su perorata, que el proyecto contaba con el apoyo de Carolina Alcázar, presentadora de más que coches y de Gonzalo Serrano (sí, si, el tarugo ese que no para de repetir la archiconocida frase: "no parpadeen, que se lo van a perder. Esto es la fórmula 1, en estado puro". Llegado a este punto de su discurso, y en la segunda tanda, he de decir que cometió una errata. Gonzalo Serrano, no comenta la F1 con Paco Lobato, sino con Antonio Lobato. Esas cosas no se me pasan así como así. Es que hay que llevar cuidado porque hay gente por ahí, que no tiene nada que hacer y se dedica a escribir estas cosas en los blogs.

El caso, es que lo pintó todo muy atractivo, pero como luego me dijo Antonio, no comentó nada del precio por manejar uno de esos coches, que según él, ronda los 300 euros por carrera. Con razón decía que no hacía falta ser experto, y que con una simple llamada o correo bastaba para ponerte a sus mandos. ¡Un sacacuartos, vamos!

A continuación, A.González introdujo a Jesús para que expusiera nuestro proyecto. El primero se centró sobre todo en resaltar el carácter eminentemente educativo frente a la faceta investigadora de nuestro proyecto y a captar mentes para un futuro. Cuando pusieron el video de cuando conseguimos arrancar el motor y hacer funcionar la transmisión por vez primera, la gente se río cuando la cámara hizo un primer plano de Antonio.

- ¡Mirad, ahí tenéis al jefe! - decían mientras lo señalaban.

Lo más divertido era el turno de preguntas, pues cuando el expositor pedía preguntas, éste no cedía el micrófono y los ruegos y peticiones se diluían en el aire como azucarillos, con lo cual nadie se enteraba de nada. Gracioso también, fue el tipo que se dedicó a grabar en vídeo toda la exposición y que cuando se fue a dar cuenta, tenía mi dedo índice dándole golpecitos en su hombro izquierdo.

- ¿Qué? - preguntó algo mosqueado

- Tienes la tapa de la cámara cubriéndote el objetivo - le informé

- Ja,ja. Así es difícil que pueda grabar, ¿verdad? - dijo riéndose de su propio error

- Efectivamente - le dije mientras le hacía un gesto levantándole el pulgar

Aprovecharé este punto en la narración, para suplicar que se nos manden todos los videos, fotos, reportajes y demás, que se nos hicieron durante la mañana, ya que a David se le fue el Santo al Cielo.

La palabra que más me gustó del discurso de Robles y creo que a todo el auditorio, no fue otra que "estrámbotico". De hecho, no atendí a mucho más pues me lo sabía de sobra, y estaba consiguiendo un enchufe y tejiendo una amistad con una persona muy importante de la que hablaré a continuación.

Eusebio Nicolás, así se llamaba el chaval. Residente cerca del Zig-Zag, éste era campeón de Murcia de Karting, segundo en la Comunidad Valenciana y con alguna carrera del Campeonato de España en su haber. Pese a su corta edad, su palmarés parecía ser impresionante. La gente del segundo turno, integrada en su mayoría por chicas de 14 y 15 años, lo recibió al grito de:

- "¡Guapo!"

- "¡Tío bueno!"

Esperaba yo también la pregunta del millón: ¿Tienes novia? No cayó. Al menos, yo no la escuché
Pues cosas así. Antonio se reía, y yo con él. Al importarle poco a las mozas los trofeos que había conseguido, sus explicaciones se centraron en la dieta que seguía, sus horas de gimnasio, el interés de su padre, sus estudios, y cosas así, siempre relacionadas con la dedicación y el esfuerzo.

Interrumpiendo por un momento el silencio que entonces reinaba en la sala, el rugido de un motor de monstruosa cilindrada se encargó de destrozarlo. Sin duda, se trataba del piloto o mecánico del bólido de "Le Mans", desperdiciando gasolina "sin ton ni son".

A posteriori, nos puso un video de subidas de montaña con coches muy preparados, con una parte muy espectacular, en la que muchos de los autos salían pasados de una curva y entraban justitos en la siguiente, o que incluso perdían el control del volante y trompeaban.

Luego, se pasó a varias carreras de karting en las que aparecía él, llena de adelantamientos espectaculares y un trompazo en el estómago contra una valla de uno de ellos, que provocó el vómito de alguno de los asistentes. Comentando estas carreras, Eusebio Nicolás destacó la importancia de acostumbrarse a la velocidad, de la intensidad de estas carreras de 20 minutos y de lo divertido que era ver pelearse a niños de 8 y 9 años a los que el casco les cubre algo más que la cabeza.

Para finalizar, imágenes de la Clio´s Cup, competición de relevancia en el ámbito nacional y en la que espero competir algún día con el modelo del 91 de mi abuelo, y que como diría Morales, iría con un cigarro en la boca y con una mano sacada fuera de la ventanilla mientras truena Chimo Bayo dentro del habitáculo.

Para acabar mi descripción de las charlas, demonstraré con este hecho que la diferencia de clases siempre ha existido y existirá. Mientras hablaba el Team Manager, Eusebio Nicolás que segundos antes había conversado conmigo, encendió con su espalda y sin darse cuenta, las luces de la sala. Alguien me miró por inercia a mí, y como el mundo se rige por el principio aquel que dice: "Donde va uno, van todos los demás", todas las miradas de odio se centraron en mí. Que injusto. Y todo eso porque no soy campeón de Murcia de Karting. Menos mal, que como bien dice mi abuelo, que "a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". Tortosa también tuvo su momento de reconocimiento, que se produjo cuando Eusebio Nicolás lo señaló y lo presentó como comisario del Circuito de Cartagena. La gente se sintió por un momento orgullosa de tener un profesor así.

Lo peor quedaba para la salida del recinto, donde el piloto o mecánico de Le Mans se despachó a gusto:

Describo la situación y después reproduzco el diálogo:

Jesús junto a él, yo justo detrás y en un segundo plano, Antonio y David.

Y ahora, el diálogo:

- ¿Quién a soldado eso? - nos preguntó con toda la mala intención del mundo.

- Nosotros - respondió creo que Jesús.

- Pues quien haya sido, que aprenda a soldar. Esto es poco serio. ¿Tú crees que se puede hacer esto? Además, las gomas éstas os van a dar un montón de rozamiento. Tenéis que quitárselas - exigió señalando a los embellecedores que bordeaban los cristales. Y, ¡anda que el suelo! Sin suelo, ¡eso va a tener un rozamiento! ¿Y de la fibra qué? ¡Vaya un desperdicio para hacer solo esto!

No recuerdo si fue él quién dijo algo sobre la suspensión o el profesor del módulo que al contrario que el piloto, fue amable y delicado a la hora de descubrir nuestros defectos. Para más Inri, nos condujo a una clase llena de motores para intentar explicarnos el beneficio y el mecanismo de practicar unas trampillas en la parte inferior del coche para que se disipara calor y para que no surgiera el llamado "efecto paracaídas". Nos recomendó bajar un poco la suspensión y aplaudió la idea de incorporar unos pedales, cosa en la que Antonio ya había reparado. Éste se encontraba examinando de arriba a abajo el sistema del karting y no había quién le sacara de su ensimismamiento. Tortosa nos salvó de una muerte segura por exposición al sol y nos invitó a pasar a su taller.

Unos muchachos se encontraban allí intentando arracar un motor de los "gordos". Tortosa nos enseñó un sistema para localizar partes del motor que pudieran estar averiadas, y explicó su utilidad dentro del mantenimiento en la automoción, haciendo constar que lo utilizaba para que sus alumnos pudieran localizar averías que el había generado previamente. Nos explicó también que necesitaban gente por allí, y que casi todos los inscritos procedían de Lorca.

- Mañana vamos a tener un concurso muy bonito... - explicó el bueno de Tortosa -... vamos a hacer una competición de desarmar y armar un motor. Quién menos tarde, ese gana.

Sin tiempo para almorzar, y con Antonio llamando a Gónzalez para que le cubriera el puesto mientras el no llegara, decidimos volvernos. Le pedí a Tortosa una cuerda para retener la puerta fija, pero la prisa acuciaba y nos fuimos "a pelo". Al dar la vuelta, vimos a David, Pilar, Merce y a Jesús a punto de tomar asiento en el Audi. Iban a llevar a Pili a Yecla.

- A las cuatro nos vemos en la cantina - les grité por la ventanilla.

El trayecto de vuelta fue soporífero. Calor, hambre, cansancio, incomodidad, silencio... todos los ingredientes que hacían de nuestro viaje un purgatorio. Encendías el aire acondicionado y se llenaba todo de polvo, las ventanillas estaban jodidas y la puerta de atras volviéndose a abrir a la salida del pueblo. En una de esas, Carpena perdió la paciencia y se bajó del transporte. Pusimos el alambre, aunque esta vez enlazando los dos pivotes por la parte de fuera. Cuando paramos a echarle gasoil, no sabíamos ni donde estaba el depósito. Fiat Ducatto Confort, un nombre muy apropiado para definir semejante vehículo, aberración entre los de su serie y vergüenza de la carretera. Un comfort que hace que el conductor y sus ocupantes pierdan toda esperanza de volver a ver a sus seres más queridos, y que éstos caigan presos de la irritación y el malestar.

Antonio lo estaba pasando francamente mal. Manejaba el volante con resignación y denotando agotamiento. Solo le quedaba quejarse:

- Mira éstos que se han ido con las dos zagalas para allá y nosotros aquí, en la furgoneta, pasando calor. Seguro que su madre les da de comer, y nosotros aquí, muriéndonos de hambre. ¿A vosotros os parece justo?

No halló respuesta a la pregunta formulada. Todos estábamos de acuerdo, así que nos conjuramos para llegar a la meta.

Iba yo comentando lo que había sido la jornada, alegando que los pilotos de coches y los futbolistas surgen por la afición frustrada de sus padres, que al no ver realizados sus sueños, proyectan la ilusión sobre sus hijos. Como dije y no me retracto, en la mayoría de las ocasiones cumplen su propósito, pues los niños son como esponjas que lo absorben todo. Es fundamental inculcarles aquellos valores deseados, so pena de no poder educarlos correctamente. Por el contrario, algunas veces se rebotan y escogen su propio camino. Recalqué que no se da tanto el caso en los futbolistas, pues de pequeño todo el mundo quiere ser futbolista. Antonio decía que sí a todas mis deliberaciones sin sentido, motivados por el delirio que me producía el agobiante y sofocante calor que me rodeaba.

Entonces, preso de la locura, empecé a preguntarme cosas a mi mismo, con preguntas tales como:

- ¿Nos dejarían meter nuestros coches en el Circuito de Cartagena? Sería divertido echarnos una carrerilla allí.

- ¿Podríamos echar una carrera de karts algún día? Me ha dicho ese tipo que costaba 3000 euros uno de segunda mano. Pero no podemos, pues para meterlo en cualquier circuito necesitaríamos la licencia.

- Crespo, todas esas preguntas no deberías formularas ni en la ida ni en la vuelta, sino allí en el Instituto - se inmiscuyó Antonio.

- El tal Eusebio Nicolás debe de ganar un buen dinero, ¿no? - empecé a calentarle la cabeza a Carpena con mi plomiza cantinela.

- Si gana carreras, si debe de ganar, sí.

- Llevaba un "golfo" nuevo - pensé.

Cinco minutos de silencio,

- Vamos directos a la cantina - resopló Antonio como si haciera un último esfuerzo como Jesucristo antes de expirar en la Cruz.

Dicho y hecho. A las 3 y media o incluso antes, ya parábamos por la cantina. Mariano, sonriente y guasón, nos pasó su plato de zarangollo caliente por las narices. Esperando encontrar algo caliente que aliviara nuestro pesar, la camarera nos dijo la verdad. Y la verdad, duele:

- La plancha ya la hemos apagado - dijo

A Antonio se le cayó el alma a los pies. No podía ser posible. Su esfuerzo había sido en balde. Es como si vas caminando por el desierto mientras ves un oasis a lo lejos. Cuando llegas, el oasis está, pero casualmente ese día no tiene agua. O cuando esperas media hora en una barra atestada de gente, para que luego te digan que no queda Brugal. Lo mismo.

- Sólo me queda esto - apuntó nuestra amiga la camarera mostrando la bollería.

- ¡Ah, el último plato caliente me lo he llevado yo! - se mofó Mariano

- Yo quiero un pan-pizza de esos - pedí

- Y yo otro - dijo Javi

- A mi también - articuló Antonio recuperándose todavía del duro golpe.

¡Mariano! Mi padre me da el freno mañana. ¡Eso no timbra ni nada!
- A ver si es verdad - dijo Mariano divertido
- Ya verás cuando lo adaptemos. Me juego el cuello que los de Elche le han soldado una pletina al pistón y lo han enganchado con dos tornillos de acero. ¡Me juego el cuello, Mariano! - exclamó Antonio triunfante

Cuando se retiró Mariano, Antonio seguía en sus trece:

- ¡Anda que éstos! Comiendo con éstas y caliente. Y nosotros aquí, hechos unos pringaos.

- Todos somos pringaos alguna vez. Lo importante no es serlo siempre - afirmé convencido

- ¡Ahi está! - aprobaron Morales y el ingeniero de la ITV girándose al unísono.

miércoles, 19 de marzo de 2008

CODEÁNDOSE CON LOS MEJORES


Que somos una panda de insensatos y chalados es ya un hecho. Sólo así se explica que quedemos para trabajar el día 3 de Enero o el Puente de la Constitución. Para dar más credibilidad a mi argumento, se está negociando la posibilidad de subir el día del Bando de la Huerta. Pero esto también tiene sus momentos gratificantes. Y ayer ocurrió uno de ellos. Jesús me llamó al móvil para anunciarme que íbamos a ver un Fórmula 1 y que tenía que apresurarme si quería comer. A las 3 menos 10 nos plantamos en la ITV portando un maletín y una caja mirando a ambos lados con suma cautela, como si fuéramos sospechosos de algún delito. Un tipo nos hizo un gesto evidente desde el otro lado del mostrador indicando claramente que entráramos sin hacer preguntas. Pusimos el maletín y la caja sobre la mesa y Antonio abrió la mercancía.


- Éstos son - dijo su compañero - voy un momento a por la mercancía. Ahora vengo
- ¿Qué? ¿Cómo ha ido la cosa? - preguntó Antonio mostrando las brocas de medio milímetro.
- Digamos que ha sido un día provechoso para la radial - respondió tácitamente Jesús
- ¡Crespo, dime la verdad! - apresuró a decir Carpena
- No lo veo - le respondí
- ¡Joder!

En ese momento irrumpió el compañero en la sala:

- Ya está. ¡Venga en marcha!
- Id detrás de él. Lleva un 406. Ahora vais a ver un coche de carreras de los de verdad.

Bordeamos el túnel de la ITV y aguardamos a nuestro misterioso compañero en la puerta de salida.

- Éste es bueno. Alguna vez que he venido, me ha dicho: "Ron, que dices, ¿como va el auto?"

Cuando me vine a dar cuenta, el sol ya no me daba en la cara, pues tenía a Antonio apoyado contra mi ventana y con la mirada perdida.

- ¿Qué vais a hacer esta tarde? - preguntó como si no se fiara de nosotros y como si tuviera remordimiento de dejarnos solos a nuestro libre albedrío.

- Vamos a echarle fibra y a dejarlo bonico.
- Bien. Yo voy a desmontar el motor y a hacerle el agujero al chiclé.

Seguimos al 406 hasta el punto P situado en la antigua carretera de Molina. Grúas Milenio, así se llamaba la empresa. Atravesamos el portón, escoltando, uno a cada lado, a nuestro rechoncho amigo, ataviado con gafas de sol y con mueca seria y expectante.

- ¡Mirad, ése es! - anunció sin inmutarse
- ¿El del pelo largo?
- Sí, ese. Parece ser que le faltan las perras.

J.A. Saura no reflejaba del todo su status de millonario ocioso y caprichoso. Pese a no vestir ropa cara (llevaba zapatos, un polo azul marino y unos vaqueros), sus gestos y su actitud, además de su pelo me recordaban un personaje puente entre Quique Pina y Perico Wilches. Pero no, ahora que lo pienso mejor, le trae un cierto aire al bueno de Pocholo.

Entramos en uno de los talleres.
- ¡Ese es! - señalando la caja que yo portaba en mi mano derecha sin ni siquiera pararse a saludar - ¡ese es el que lleva la guardia civil en la carretera para ponérselo a las motos!

- ¡Pues venga!, vamos a ponérselo. ¿Cuánto exige la reglamentación? - dijo el de la ITV
- 90 decibelios. No más. Un cuarto de la potencia del motor.





Un bólido parecido al que conduce el campeonísimo de Saura


Allí fuera se encontraba el bólido. Un Porsche 996 Cup con motor de 3500 cc y totalmente preparado de fábrica para enfrentarse a las máquinas más poderosas de todo el país. La publicidad del vehículo se resumía a "Grúas Milenio" exclusivamente, empresa propiedad (entre otras) de nuestro nuevo amiguito.

-¡Dale caña! - exigió Saura al mecánico joven

- ¡Moc,moc,moc! El mujido del automóvil fue indescriptible. Algunos de los que nos encontrábamos agachados sentimos su poder, tragando alguna que otra bocanada de humo y salpicándonos alguna que otra gota de gasolina en la ropa. Pronto el suelo estuvo empapado de combustible.

- ¡Acelera a tope! - dijo alguien

El sonómetro que yo sostenía marcaba diferentes valores al de "compañero". Calibró el suyo y me dijo que pusiera el mío a medio metro y a 45 grados de inclinación con el tubo de escape. Jesús, él y yo nos turnamos para efectuar las medidas.

Los aparatos marcaban 105 y 107 dB, respectivamente.

- Vamos al otro - dijo Juan Antonio señalando a otro Porsche colocado en paralelo.
También superaba con creces los 90 dB.

- Esto no puede ser. Si no es un coche modificado. Si sale así de casa.

- ¡Mierda! Tienen que marcar menos de 90. ¿Están correctamente calibrados? - preguntó Saura empezando a impacientarse ya.

- Sí, los aparatos están totalmente homologados y calibrados - respondió confiado "compañero"

Un tipo calvo y de gafas, se mostró susceptible y nervioso en todo momento y no paró de entrar y salir a su despacho en busca de los planos y las reglas de la competición.

- Aquí dice que hay que efectuar tres medidas a cada lado - leyó dándoselas de entendido

- Pero al estar los dos tubarros juntos con tomar una serie de tres basta - dijo "compañero" bajándole los humos.

Dos o tres mecánicos se arrecimaban en torno a nosotros constituyendo un grupo de mirones integrado por unas ocho personas. Mientras discutían, Jesús y yo nos dedicábamos a ver el interior del vehículo. Estaba escrupulosamente tapizado, el contacto llave estaba a la izquierda del volante y todas las ruedas colocadas con pasadores. Las puertas y el maletero eran de fibra de carbono y los cristales de las ventanillas de policarbonato.

- La suspensión va con cilindros de nitrógeno, dijo "compañero". Mira, tiene tres indicó - uno delante en el capó, otró en el lateral y otro ahí detrás.

El motor se encontraba en el interior del maletero y constaba de una doble bancada que ocupaba un metro y medio de ancho.

"Compañero" llamó a la ITV para localizar los datos del vehículo. Cuando terminó su llamada anunció:

- El coche debe de dar 102-103 dB.

- ¿Cómo te llamas tú?

- Domingo.

- Domingo. Si es que un coche de carreras es imposible que no sobrepase los 90. Nada más que en el arranque coge ya 90. Imagínate allí dándole "canela" al coche.

- Ya, si es lo que yo digo. En fin, si lo exigen es porque se podrá de alguna manera.

- ¡Venid hacia acá! - ordenó un tanto agitado

Nos desplazamos hasta un Mercedes verde SL 500 dotado de 5000 cc, una mala bestia al alcance de muy pocos. Al arrancarlo no superó la cota de los 70, más cuando aceleró (apenas se notó) llegó hasta los 88 dB.

- ¡88! Le dijimos cuando salió del coche.
- ¡Joder! ¡Y porque este coche es silencioso. ¿Cómo pueden exigirle a un coche de carreras menos de 90 dB? - preguntó retóricamente el personaje sin parar de hacer aspavientos con ambos brazos.

Volvimos hasta la altura del deportivo. A alguien le dio por probar tapando con cartones el tubo de escape (creo que al propio saura), pero no funcionó.

- No me lo puedo creer - dijo - En todas las carreras donde hemos corrido, La levantina, que incluye la prueba de Valencia, Albacete y Cartagena no nos miden el sonido del coche, y van los madrileños ahora y dicen que 90. ¡Hay que joderse! ¡Bueno!, ¡pasad!, ¡vamos a tomarnos un café!

Jesús y yo no pudimos evitar mirar atrás a admirar aquella maravilla, mientras Domingo y el campeón atrevesaban el umbral de la puerta. Cuando intentamos pasar, ya se encontraba cerrada. Alguien nos abrió desde el interior, viendo que buscábamos sensores táctiles. Domingo asomó la cabeza y no pudo disimular una sonrisa burlona.

Su despacho era perfecto. Típico de un jugador de póker que ha sabido jugar bien sus cartas. Era espacioso, amplio, y minuiciosamente pintado y ordenado. Los sillones eran blancos y tapizados, las sillas confortables, las lámparas adosadas al techo de las que se regulan girando. Predominaba el blanco en la estancia, pues a fin de cuentas, es el color del dinero.

-¿Qué queréis? ¿café? ¿coca cola? ¿cubata?
Esta última opción parecía ser la más apetecible, más me contuve y opté por la fanta.
- Coca Cola - contestó Jesús
- Coca Cola - pidió Domingo
- ¿De naranja o de limón? - preguntó Saura
- De naranja - respondí con contundencia

Nos ofreció unos posavasos un tanto extraños y que tendrían un cm de espesor.

-¿En qué carreras has corrido? Yo había oído que en Cheste hiciste vuelta rápida - le hizo la pelota Domingo.


- Mira, aquí tengo la revista. Ves, yo estoy documentado. Mira, esta es la Clio's Cup y aquí la Gt3. Mira, gané en Cheste y gané en Jerez. ¡Oye, el circuito de Jerez es una maravilla, eh, una auténtica gozada! Nosotros cuando llegamos allí, nos encontramos a los fórmula 1. Eso es otra historia. El caso es que los coches van sobre raíles. Nunca derrapan. Y si derrapan, es porque el piloto se ha equivocado o ha entrado pasado. Allí se apura al máximo. Mira yo tengo un Porsche. Toda la vida he tenido Porsche. De los cinco coches que tengo, cuatro son Porsche. Llegué a tener un Lamborghini Gallardo, pero lo vendí. Tuve dos Porsches antes de comprar el de carreras. Me encantan, pero eso sí, hay que conocerlos. Cuando te crees que los controlas, te dejan tirado. Como llevan la tracción trasera, el motor atrás, en fin, todo atrás, culeean mucho en las curvas y eso hay que saber manejarlo y hacerse con el coche. Me acuerdo en los entrenamientos que di unas cuantas vueltas, y hubo una que me dije: ¡Bah! ¡Esto ya es mío! En la curva número 4 trompo - describió orbitando su dedo. Entre en la curva con el morro demasiado metido y se me fue. El otro Porsche que competía en la carrera que yo gané en Cheste, el de Mauri, se tuvo que retirar por problemas mecánicos. El segundo fue un BMW. Y los BMW son muy díficiles y corren que te cagas. Ahora, eso sí, pelear con ellos es divertido, muy divertido.

- Este de aquí, ¿es un Clío? - preguntó Domingo aprovechando la pausa.
- No, es un Megane. Una máquina. Ese tira que da gusto. Seguirlo es muy complicado. Y este que ves aquí, es un Renault Trophy. Toda la carrocería se levanta. Estos coches están preparados, sólo y exclusivamente para correr. Y aquí tienes los Cups...


J.A. Saura, paladeando uno de sus múltiples éxitos


Después de tanta palabrería, salimos afuera a intentar dar con la clave del problema. El motor volvió a rugir coincidiendo con la llamada de Carpena, que flipó desde la distancia.

A la vuelta, lo acosamos con preguntas a él y al mecánico.

- ¿Cuánto pesa esto? - le pregunté
- Pesa 1116 kg y se le puede reducir el peso con las llantas de magnesio. Esto es como todo, cuanto más dinero le metas al coche, más lo mejoras. Por cierto, he oído que vosotros también competís. ¿En dónde?
- Bueno, nuestro coche es un prototipo que lo vamos a adaptar a etanol. Vamos a correr en mayo en Francia.
- ¿Cómo se llama la competición?
- Es la Shell Eco-Marathon
- ¡Ah, sí! He oído hablar de ella. De hecho, tuve la oportunidad de conocer al equipo de Valencia en Cheste. Creo que tienen su taller allí mismo, en el circuito. Me enseñaron aquello, y tenían montao un "sarao" de la hostia, una tecnología supersofisticada, midiendo la potencia de los motores, con telemetría incorporada, etc. Una pasada.
- Nosotros somos más humildes. No tenemos tanta tecnología, pero iremos avanzando.

- ¿Cuánto alcanza este coche? - le pregunté a Saura dándole un giro de 360º a la conversación.
- Nunca llega a lo que puede. La competición no deja ir a más - repuso el mecánico

- Lo único que se me ocurre, es colocarle una caja de resonancia en el motor. A ver si así logramos retenener el sonido - propuso Domingo

- Probemos con una caja de cartón. Solo por probar - dijo Saura algo más animado
El sonómetro experimentó una leve variación, tras comprobar cubriendo todos los recovecos del motor.

- Puff, es que bajar 16 dB es mucho - suspiró Domingo

- ¡Hay que bajarlos! - se empeñó poniéndose algo cabezota el piloto

- Bueno, vosotros, ingenieros - dijo señalándonos a Jesús y a mí - dadme alguna idea, como las que tenía Viki "El Vikingo". Ah, ¡vosotros no veíais a Viki "El Vikingo"! ¡no sabéis qué es eso! - le dijo en tono camadería a Domingo.

Éste último comentario me dolió bastante. Atentaba contra la cultura general.

- ¿De qué material está hecho la caja de resonancia? - le pregunté a Domingo
- De plástico.
- ¿Es eso el mejor aislante acústico que existe?
- Es probable.

Intentad fijaros en el Mercedes - propuso Jesús - poner un tubo en cada extremo y así se dispersará el sonido.

- Lo que podemos hacer, sería poner conductos en horizontal que finalicen en dos lanzas en los extremos. Así parte del sonido, se ahogaría dentro.

- Puede resultar - afirmó prudente el técnico de la ITV - pero no creo que lo pueda bajar todo
- Oye, una pregunta, ¿y si lanzamos los tubos hacia arriba? - atacó Saura
- No afectaría. La masa de sonido se expandiría igual - dijo el mecánico
- ¿Y reduciendo el diámetro de los tubos? - pregunté de nuevo
- Los gases del motor no saldrían del todo. Además, la competición, nos los exige así - repuso el mecánico que parecía tener repuesta para todo.
- ¡Bueno! ¡Vamos a hacer lo de los tubos interiores! - sentenció Saura viendo nubarrones en el horizonte - solo nos queda eso. ¡Venga, llévalo para allá! - le ordenó al chaval.

Fue una gozada verlo rodar. Antes de meterlo en el garage, se le cayó el parachoques trasero.

- ¡Eh, eh, tú! - le espetó Saura mostrándoselo cuando bajó - ¡qué te vas dejando el coche en el camino!
- Esto aqui que llevarlo a qué nos hagan los tubos - cambió de tema él.
- Pues venga, ¡a trabajar! ¡No hay tiempo que perder! - rezongó con entusiasmo
- Bueno señores, ¡Juan Antonio Saura, encantado! - dijo mientras nos estrechaba la mano
- ¡Encantado! - le dijimos uno por uno
De modo cortés, nos ofreció su colaboración para lo que quisiéramos y nos deseo suerte con nuestro prototipo.
- Eso sí, pero aquí, ¡máquinas grandes! ¡Alta tecnología!
A la salida, y mientras nos acompañaba de modo cortés, pudimos contemplar como le caía la última rosa del cielo en su larga cabellera.

- Aquel bicho que véis allí, pesa 10000 kg, alcanza un objeto a 11o metros a la redonda y es capaz de elevarlo hasta 150 metros. Ahí es nada. Ah, y para repararlo hacen falta diez camiones. Uno de los más grandes del mundo. Bueno caballeros, aquí les dejó - se despidió amablemente.

Ya afuera, Domingo dijo en voz baja:

- 5 millones de euros cuesta el coche, ¡madre mía!
- ¡Chacho! ¡Si esa grúa es capaz de levantar la Nueva Condomina sin moverse del sitio! - dije yo


Dejamos los maletines y nos alejamos hacia el taller a proseguir con lo nuestro.